Vago, por senderos sin luz,
donde habitan animas de palabras pronunciadas
que núnca llegarón a acometerse.
Mi mente absorta en el paisaje, inerte,
del desierto de mi vida,
sin las semillas de tus miradas,
ahora perdidas.
Destruyo cualquier atisbo de paz,
mi mente me arrastra hasta el infinito
donde el abismo me acoge
dándome la gloria
que mi alma anhela.
Ahora,
resurgo entre cenizas de pensamientos,
de sentimientos ahogados,
donde las palabras no cohabitan,
pues no hay boca para pronunciarlas.
Susurras,
temes, por tu esencia,
ahora descubriras la vida,
desde otra forma inédita
que anida en tu corazón.
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