Te hablan.
Tu escuchas pacientemente,
a la espera, de tu momento.
Mientras.
Comienzo a oir un ronroneo,
como el de un gato al acariciarlo,
cuando tiene ganas de mimos.
Meditas.
Te tomas tu tiempo.
Comienzas despacio, sin prisa,
las palabras salen como pequeñas gotas,
desde sus entrañas, tu ser.
La conversación va tomando forma.
Te explayas, en sinónimos, antónimos,
formando una melodía completa.
Tu voz suena grave,
emitiendo una tormenta,
que sale de tu garganta,
hasta colapsarlo todo.
El aire sucumbe a tus encantos,
formando abanicos de formas y colores,
reflejándose en las alturas,
hasta llegar a la Madre Tierra.
Ahora tu voz suena suave,
casi silenciosa,
hasta moldear en el cielo,
un Arcoiris perfecto.
Dru Parbel
(Esencia)
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