posada sobre mi alma observándola.
Tu tacto invadiendo mi cuerpo,
haciéndole levitar.
Un día descubrí, los acantilados,
de tu presencia, invadiendo la esencia,
de mi espíritu zozobrando sin cesar.
Un día descubrí, el mar,
surcado por las olas de tus abrazos,
recogiendo mis poros a la deriva.
Un día descubrí, al sol y la luna,
cobrando vida en mis adentros,
cuando tú. Mi vida,
rodeas mi alma con la tuya.
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