Hasta que llegaste tú,
la dulzura sólo formaba parte,
de mi pequeño cuaderno de recetas.
Hasta que llegaste tú,
mi pecho no era más,
que un río sin agua.
Hasta que llegaste tú,
mis días eran lluviosos,
y mis noches frías.
Hasta que llegaste tú,
mi tierra estaba seca,
sin frutos.
Pero entonces,
una mañana soleada de enero,
una mañana soleada de enero,
tus ojos invadieron mis pupilas,
tu piel rozo mi árida piel,
convirtiendo mi alma,
en un oasis en medio del desierto.
Me encanta con tu permiso la comparto es preciosa enhorabuena por escribir así .gracias
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