A veces el río que es nuestra vida,
se vuelve tormentoso, furioso,
nos lleva hasta saltos impracticables,
donde nos muestra lo que realmente poseemos,
nuestra vid.
Muchos quedan atrás,
otros cobran importancia en nuestra vida,
rescatándonos hasta una orilla tranquila,
donde las aguas vuelven a su curso,
y convierten nuestras lágrimas en estrellas,
iluminando nuestras noches y recordándonos,
el camino que empezamos, donde estamos.
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