De tu vientre, nace la humanidad,
preciado don con el que la naturaleza,
te ha venerado.
Tu cuerpo convertido, en mástil del esfuerzo,
por llegar a puerto, donde los hombres,
trabajan la tierra que nos fue dada.
Tus manos, surcadas por arrugas de tus actos,
en un sin fin de escenarios.
Mujer, que haces del sudor de tu frente,
el pan compartido en tu mesa.
Mujer, que cada día besas tu hogar,
con el sudor de tu trabajo.
Mujer. Levántate.
Camina, por el sendero,
que otras antes nos dejaron.
Más nunca olvides tus pisadas,
pues serán recordadas en el tiempo.
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