Cuando paseo, entre los álamos escondidos,
de la rivera de tu río,
los pantanos se apoderan de mi recuerdo,
haciéndome sentir frío.
Despejo las ramas de mi camino,
más sólo encuentro fango,
donde antes se nutría el agua.
Duermo entre tus brazos,
convertidos en espinas,
preguntándome si tu recuerdo,
es digno de mi presencia.
Espero, hasta que el alba,
despunte mis recuerdos,
me sumerjo en el sueño,
entre las nubes que abarcan,
la luna, protegiéndome
de tus palabras.
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