Transita por senderos,
ocultos a la vista,
de un hombre.
Sus ojos muestran,
la sabiduría innata,
reconocida por los dioses.
En su mano, un libro,
de hechizos aprendidos,
en noches invernales.
Por los pliegues de su manto,
se descubren,
largos años sin descanso.
Ahora, ya le conoces.
Él. Te conoce mejor.
Que guíe tus pasos,
allá donde el camino
se encuentra con el sol.
(Enero 1998)
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