Camino por aceras cubiertas,
del manto despojado de los árboles,
por las sendas del Retiro.
Su frío. Inunda mi espíritu.
Su respiración agitada,
se hace tangible a kilómetros,
en las calles de Madrid.
A lo lejos se vislumbra,
el viejo lago,
donde ahora el viento,
agita sus aguas tranquilas.
Unas estatuas espían,
sus secretos.
Mientras sus fríos ojos,
escudriñan la noche oscura.
El rocío comienza a mojar mi piel,
deslizo mis pasos,
entre las hojas parduzcas,
ahora parte del suelo.
Mi alma sosegada, tranquila,
se endulza con el sabor
del aroma de los cedros,
que a mi paso guardan
la noche de tu recuerdo.
Retazos de un Alma
(Noviembre 1995)
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