Aún recuerdo,
las calles perdiéndose a lo lejos,
el ruido de la ciudad alejándose.
Los campos de Castilla,
iluminados por los cálidos
rayos de un nuevo día.
Aún recuerdo el olor a la mañana
de los campos amarillos por el estío,
inundando su color, mi vista cansada,
hasta hacerla relajar.
Aún recuerdo,
mis primeros pasos por tus calles,
la libertad del aire en mis cabellos,
despojados, de sus ataduras.
Mis pasos, recuperando la energía,
robada por la gran ciudad.
Aún recuerdo,
el silencio de tu paisaje,
recorriendo cada poro de mi ser,
haciéndome sentir viva, de nuevo,
mis pies rozando, la hierba mojada,
tras el rocío de la mañana,
entre los bosques imperturbables,
repletos de duendes y hadas.
Aún recuerdo,
y hace ya una década,
que tu alma embriago a la mía,
hasta hacerla sentir tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario